sábado, 18 de febrero de 2012

LA REFORMA FINANCIERA O LA VOLADURA CONTROLADA DEL ESTADO DEL BIENESTAR

El Partido Popular ya tiene su reforma del sistema financiero, una más condenada al fracaso y claramente continuista con la emprendida por el Partido Socialista abanderado de las causas liberales y sometido a la disciplina férrea del protectorado merkelsy.   Todavía resuenan esas escalofriantes declaraciones de ZP asegurando sin ningún pudor “Que que España tenía los mejores bancos de Europa“.  Uno cabe preguntarse, si no han sido suficientes cuatro años para demostrar la tremenda equivocación de sostener un sistema financiero, que asfixia la economía real y  es responsable directo de esta descomunal crisis.  Pues erre que erre el gobierno de Rajoy de manos del Ministro de Economía ex-lehman brothers, que es como poner  el zorro a cuidar el gallinero, presenta una reforma que inexorablemente  nos conducirá a una  recesión de caballo, provocando más paro y conflictividad social, y que lógicamente es apoyada por el PSOE y por la derecha catalana. 

La reforma tiene un esquema muy similar a lo hecho hasta ahora,  impone a las entidades financieras un aumento de las previsiones para, en “teoría”,  garantizar la solvencia  de las entidades por el deterioro de los balances a causa de su exposición  a activos tóxicos vinculados al sector inmobiliario. Con ello aseguran, que volverá a fluir el crédito, y se  reactivará la economía productiva.  Y aquí está la gran mentira.  Si a las entidades se les exige retraer    50.000 millones de euros para provisionarlos,  irremediablemente tendrán más dificultades para abrir el grifo a la financiación de familias  y empresas. Además  no pocos economistas alertan  que los activos tóxicos son bastantes más;  el Banco de España habla ya de 180.000 millones de euros de créditos inmobiliarios dudosos y otros tantos que ya veremos, con lo que es improbable que sirva para sanear el sistema financiero, en todo caso maquillará  “la caca”  hasta la próxima reforma.   Y  la prueba del  nueve  que esta reforma no solo va ser inútil, sino que va a profundizar en la destrucción de empleo y del tejido productivo, es que nuestros bancos hasta ahora  han tenido barra libre del BCE y el crédito no ha llegado a la economía real,  porque además del deterioro de los balances,  las entidades financieras han preferido la especulación financiera y la compra de bonos con más altas rentabilidades, a inyectar crédito  en  la economía productiva, fruto en todo caso de la desregulación financiera y la disciplina presupuestaria  impuesta por el protectorado  MERKELSY.

¿Entonces cual es el objetivo de la reforma? Sin duda el verdadero fin  es facilitar la absorción por parte de las grandes entidades financieros  a  la banca de proximidad y a  las cajas de ahorro. Grandes fusiones que acabaran con las cajas ahorro tal y como las conocíamos hasta hace unos años, arrancando su carácter social y de mayor proximidad y  vinculación al tejido productivo.  Y todo ello financiado con dinero público incrementando en 6.000 millones de euros el Fondo de reestructuración bancaria (FROB). Otra ayuda al sostenimiento del sector bancario, "vaya regalito",  mientras dejan caer el tejido industrial, facilitan el despido y  desmantelan  el sistema de relaciones laborales. Con ello, además,  se alimentara  grandes oligopolios financieros  y se refuerza  la banca de inversión y la economía   especulativa y de casino. Y todo ello en un contexto de sumisión del poder político y  de los estados nación  a los mercados financieros y grandes corporaciones.
La obsesión del Gobierno y de su vice  convertida en Soraya Simpson  portavoz de la propaganda  de vendernos  que esta reforma inyectará  liquidez en la economía real, al tiempo que extiende los mensajes del miedo, pronosticando más paro  y irreversibilidad de la situación,  solo se justifica en la estratégica  de que el miedo paralizante pueda más que la indignación y la  rebeldía social.  Y además resulta FALSO porque si hay  alternativas y en absoluto es irremediable. No   son pocos los economistas, algunos premios nobeles de economía, que consideran  la actual política europea nos está precipitando a la recesión y al  paro masivo.  En este sentido es de   reseñar las propuestas de  economistas  como  Juan Torres López y Alberto Garzón  que  apuestan  por avanzar en la regulación financiera;
“imponiendo un régimen de completa transparencia contable para detectar sin los engaños actuales su situación patrimonial, dejar caer a los bancos que hubieran quebrado como consecuencia de su irresponsable o mala gestión en los años anteriores a la crisis y obligar a que sus responsables hicieran frente a sus responsabilidades económicas y legales,  Nacionalizar el sector bancario deteriorado e imponer una lógica de servicio público al conjunto para garantizar el flujo de crédito a la actividad productiva”.
En este contexto de estancamiento, recesión y empobrecimiento, donde cada vez más nuestro espejo está en nuestros vecinos griegos y portugueses  cabria preguntarse ¿Dónde nos lleva todo esto?  ¿Hacia dónde vamos?;   Puesto que  a esta restricción del crédito, hay  que añadir  una detracción de  40.000 millones de euros como consecuencia de la reducción del déficit público, y  una salvaje reforma laboral que acabará generalizando el despido libre y casi gratuito  y  que profundizará  en la desnaturalización del derecho del trabajo como elemento protector de los trabajadores,   y que supone una ruptura con el  actual modelo de relaciones laborales, devolviéndonos al  inicio de la revolución industrial con la individualización de las condiciones de trabajo .    
 
 
En mi opinión este grado de deterioro no es casual. Durante años en Europa hemos mantenido un estado de bienestar,  que los “amos del mundo” entendido éstos como las grandes corporaciones y mercados financieros no pueden aceptar, especialmente tras la extensión de la globalización económica.  Desde la crisis de petróleo de los 70  a la actualidad, se han ido  cargando poquito a poquito las conquistas sociales, y llegados este punto es evidente que solo desde un sociedad en estado de shock,   de miedo paralizante, de fuerte fragmentación de los trabajadores, de dualidad del mercado laboral  y de deslegitimación de los sindicatos de clase,  podría aceptarse tal  grado de involución; por lo que la reforma financiera junto a la reforma laboral debe encuadrarse  en un paso adelante que   forma parte de la  voladura controlada del estado del bienestar, al tiempo que se devaluan los regímenes formalmente "democráticos" instaurando gobiernos tecnócratas (Partidocracia bipartidista) títeres del verdadero poder económico, que se mantienen en el poder gracias a la propaganda, la manipulación informativa, el miedo y la represión policial. Su mayor  hándicap está en el desarrollo de la sociedad de la información, y de las redes sociales, y también nuestra  oportunidad  para despertar   la  conciencia colectiva, y que la OPINION PUBLICA   emerga como verdadero poder del Siglo XXI.


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